¡Carola! le decía la voz. ¡Carola!
Sí respondió Carola. ¿Qué sucede?
Carola no es precisamente de las que se dejan llevar por los nervios; sin embargo, no puede evitar montar en cólera cuando el monstruo oculto bajo su cama la toma con su pingüino de peluche. La intrépida Carola nos enseña a desarmar nuestros miedos con argumentos más que convincentes: eso de tener miedo es una estupidez inútil; quien no se asusta tiene más tiempo para jugar.