La doctrina secreta, que en extensión considerable tengo la oportunidad de exponer, es considerada, no sólo por sus partidarios, sino por gran número de los que nunca han esperado conocer otra cosa de ella sino saber que existe, como una mina de conocimientos, por completo dignos de fe, de los cuales todas las religiones y filosofías, han derivado lo que poseen de verdad, y con las que toda religión debe coincidir, si pretende ser un modo de expresión de la verdad.
Las concepciones cósmicas y el conocimiento de la Naturaleza, sobre las cuales no sólo descansa el Buddhismo, sino que constituyen el Buddhismo Esotérico, constituyen del mismo modo el Brahamanismo esotérico.
La doctrina o sistema, en la actualidad revelada a grandes rasgos, ha sido tan celosamente guardada hasta ahora, que ninguna clase de investigaciones literarias, aunque hubiesen escudriñado la India entera, hubieran podido dar a luz la menor partícula de las doctrinas aquí reveladas y han sido solo ahora, por fin, dadas al mundo por la libre voluntad de aquellos en cuya custodia hasta hoy han permanecido.
ALFRED PERCY SINNETT
Fue el primero en enseñar al mundo occidental, la Sabiduría Antigua acerca de Dios, la naturaleza y el hombre, en esta obra que les presentamos.
Nació en 1840 en Inglaterra y estudió en la Universidad de Londres.
Como periodista, fue editor del Hong Kong Daily Press en China y luego ayudante del subdirector del periódico londinense The Globe. Trabajó en varios periódicos de Londres, siendo el redactor principal de The Standard y editor de The Pioneer, periódico inglés de Allahabad, India.
También fue un gran estudiante de química con un laboratorio propio, un hombre de una mente abierta e inquisitiva y de una amplia gama de aficiones, con una gran capacidad para poner en orden las ideas y con inclinación hacia la ciencia.
Conoció a la Teosofía de mano del Coronel Olcott y de H. P. Blavatsky y poco después publicó Buddhismo Esotérico, un libro que marcó una época y que está basado en las cartas recibidas de los Mahatmas.
Desde entonces, consagró su vida a la propagación de la Teosofía.