Cada capítulo lleva, tras su sucinta exposición, una antología de textos típicos, cuyas traducciones -a veces más adaptadas que literales- son de nuestra propia responsabilidad si no se indica otra cosa.
Acaso el designio principalmente informativo que ha movido esta obra no la haya librado de sectarismos de diversa índole: querríamos que el más importante de ellos fuera la oposición a la tendencia contemporánea -ya señalada y fomentada por Hegel- a dar más valor a las ideas generales que a los hechos y obras singulares.