Este libro ofrece una multitud de pequeñas historias que cuentan, juntas, una sola historia. Los temas, diversos, van construyendo una trama capaz de evocar los aspectos más amables del acontecer humano, como los vínculos del hombre con la naturaleza, que se expresan a través de los eclipses, las lluvias, las mareas, los árboles, los animales, presencias vivas que tienen mucho para decir cuando se las sabe escuchar. Pero también evoca los aspectos más dramáticos, como las guerras (del imperio romano a Irak), la desinformación en un mundo que se dice hipercomunicado, la penosa tradición de quemar bibliotecas enteras, las luchas campesinas por preservar el medio ambiente de la rapacidad de las empresas agroquímicas, las huelgas y reivindicaciones obreras, la vigencia del trabajo infantil. Sus protagonistas aparecen y se desvanecen para seguir viviendo, historia tras historia, en otros personajes que le dan continuidad. Tejidos por los hilos del tiempo, los protagonistas de estos relatos son tiempo que dice. Son bocas del tiempo.