EL PUENTE DE LOS FRANCESES, paradigma de socialrealismo, recorre crítica social, posmodernismo y narración exaltada. Es una obra cuajada de corrupción, crimen y esperanza. Es un costumbrismo de personajes breves, en tránsito, que nos arrastran por lides de degradación pública inopinadas. Gómez, joven levantisco y de ínfulas de activista de calle, vive el eufemismo del siglo XXI desde una óptica anacrónica, lírica, novelesca, sin encontrar su lugar. A partir de su desadaptación, conduce a sus camaradas por un camino de luz y sombras, camino que los conducirá al lado agitado de las emociones. ?El puente de los franceses? ofrece al lector un espacio de intimismo, trágico al fin, por páginas que revisten todo tipo de muecas, estados, convergentes, siempre, en un Vietnam personal que para el autor supone ?un ejercicio de psicología?, paralelo al que transcurrimos cada día, a cada paso.?