Se trata del proyecto favorito del presidente de Estados Unidos, el que lo llevará a los libros de Historia: el acelerador de partículas más grande del mundo, con el que se podrán poner a prueba las teorías sobre el origen del universo. Pero el acelerador está situado bajo el antiguo cementerio de una reserva de indios navajo, un suelo que también codician unos especuladores sin escrúpulos. Estos no dudarán en recurrir a un célebre predicador mediático para que caliente los ánimos y acuse a los científicos de blasfemos. Mientras tanto, en el gran ordenador del laboratorio comienzan a recibirse misteriosos mensajes. ¿Es Dios quien se oculta en el disco duro del superordenador?