Blackout es el poema del fin de una época. Sin embargo, a diferencia de The Waste Land de T S. Eliot, no encontraremos ningún horizonte de salvación estética o religiosa en el colapso de los significados, ni deleite en la emancipación del archivo de las palabras con respecto a los cuerpos. Su abril fue el del día 7 de 1979, que acabó, no sólo con los huesos de Nanni Balestrini, Toni Negri y decenas de militantes de Autonomia Operaia en prisión, sino también con los sueños de una generación. El poema es un acto de resistencia que permitirá continuar viviendo después de la catástrofe. Balestrini monta, compone, recombina, escande series lingüísticas heterogéneas: extractos de los procedimientos judiciales contra el movimiento italiano de la década de 1970, artículos de opinión biempensante contra la \"violencia subversiva\", memorias de antiguos exiliados italianos, crónicas de aquel otro blackout (apagón) neoyorquino y salvaje del 13 de julio de 1977, descripciones del Mont Blanc fronterizo extraídas de una guía de viajes, ensayos políticos acerca del \"obrero social\", nuevo protagonista de 1a autonomía y la autovalorización.
En un principio Balestriu proyectó Blackout como un montaje escénico y musical para el cantante, investigador sonoro y activista Demetrio Stratos. Sin embargo, la repentina muerte de este último, así como la tormenta de represión del Estado del \"compromiso histórico\", que canceló la existencia política del \"largo 68\" italiano, impidieron que el proyecto se llevara a cabo. En el exilio francés, Balestrini entrega no obstante este monumento de un futuro cancelado y de una realidad-lenguaje tratada y arrebatada a la cárcel, el compromiso infame, la violencia paranoica del principio de realidad capitalista y el aplastamiento despiadado de uno de los periodos más lúcidos y potentes de la práctica colectiva europea.