En Biología y Espíritu, Andrés Moya reivindica la ciencia como una forma de pensamiento en torno a las grandes cuestiones que han preocupado desde siempre a la humanidad. Pero no por ello se está haciendo recurso alguno al cientismo, pues nada de lo expuesto pretende ser la justificación de que los resultados de la ciencia excluyan definitivamente las aportaciones de otras formas de pensamiento. En esta obra se analizan los efectos que la teoría evolutiva ha tenido sobre la consolidación del ser humano como ser biológico, pero también se estudia la medida en que el darwinismo ha devenido en una categoría metafísica con la que explicar el mundo que habitamos. Ahora bien ?y esta es una tesis central relevante?, se formula la cuestión de hasta qué punto el hombre estaría en condiciones de subvertir el orden natural de las cosas y los entes, incluidos los vivientes, y particularmente él mismo. El hombre es la única especie capaz de reconstruir su historia y de transformar el mundo de forma progresivamente más eficiente, racional y detallada. En el texto se reflexiona sobre el alcance de este concepto, al que el autor denomina «transevolución», y se reivindica la necesaria y renovada vía de diálogo con la filosofía y la teología. ANDRÉS MOYA, Dr. en Biología y en Filosofía, es Catedrático de Genética en la Universitat de València y director de la Cátedra FISABIO para el fomento de la Investigación Biomédica. Ha sido promotor del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de esa Universidad, del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP), integrado actualmente en FISABIO. Su actividad científica e intelectual se sitúa en los campos de la genética, la evolución y la filosofía. Es presidente de la Sociedad Española de Biología Evolutiva.