Ésta es la asombrosa historia del agente C-125. No, no se trata de un espía ni de un detective privado sino de un gestor de recobro en vía amistosa que, en su loca trayectoria tras los pasos de un moroso profesional, conseguirá matar de risa a más de un lector. Diálogo delirante y acción desternillante se combinan de tal manera en estas páginas que el resultado es la carcajada crónica y la imposibilidad de dejar de leer.