?¡Trabajo, trabajo y trabajo!? Fue siempre el lema que escuchó de su padre nuestro protagonista, Hans, quien de la noche a la mañana, recibe sobre sus espaldas la pesada responsabilidad de ser director de uno de los hoteles más lujosos de Europa. Las paredes de su despacho se convertirán en la celda donde se abstraerá del mundo exterior buscando siempre la imposible perfección en su trabajo. Perfección que le hará olvidarse de todo lo demás, frustrando la relación que trata de mantener con Hilda, la subdirectora del hotel. Pagada la factura que la Vida pasa por los excesos, Hans se encontrará con Rudiger, un músico callejero que le hará volver, con sus humildes consejos, al mundo real.