Sabíais que los murciélagos tenemos el oído extremadamente sensible, ¿verdad? Entonces entenderéis mi sufrimiento si os cuento que... ¡¡Leo se ha apuntado a clases de canto!! Mientras, Rebecca ha recogido de la calle a un adorable cachorro. Pero unos sepultureros lo han raptado y encerrado con unos perros peligrosos. Con Rebecca y Leo deberemos rescatarlo... ¡Suerte que el canto amansa a las fieras!