Dos seres, entre los tantos que componen la Humanidad sin historia, la celadora y el usuario de un baño público, se encuentran en este espacio preterido y adverso, marcado por el abandono, y establecen un contrapunto entre quien desea aprovecharse de la necesidad de los otros para lucrar con ella y la que entiende el bien propio unido al bien común. Texto eminentemente teatral e imaginativo, curioso deudor tanto del absurdo como del realismo, exhibe un diálogo pleno de ingenio, matizado por el humor, la ironía y el sarcasmo y constituye una aguda sátira de la realidad cubana contemporánea. En 1998 esta obra obtuvo el Premio de Dramaturgia del reconocido Concurso UNEAC, en La Habana. Ha sido llevada a escena reiteradamente, acompañada del favor del público y la crítica. Uno de estos espectáculos se presentó en la sala de Repertorio Español, en la ciudad de New York, en febrero-marzo del año 2000.