En su afán porque no se borren sus recuerdos, Noaj nos narra también los transmitidos por su familia acerca del tiempo anterior a su nacimiento, en los que ocupa un destacado lugar el asedio de la ciudad de Huete por tropas musulmanas, el cual sus padres tuvieron que padecer en el transcurso de un viaje. Noaj crece feliz, adora a su madre, disfruta de los juegos con sus amigos y las fiestas de la comunidad judía mientras aprende la doctrina de su religión en la sinagoga Pero su vida empieza a cambiar cuando la ceremonia de la Bar-Mizwah transforma su condición de niño por la de adulto. A los trece años, las obligaciones comienzan a pesarle y, definitivamente, se convertirán en una carga insoportable cuando su padre le concierte un matrimonio a los diecisiete.