Pero a vosotros que me oís, os digo: amad a vuestros enemigos.Lucas, 6:27. Víctor de Loreto ya no es el comandante del submarino B-7, pero las armas aún siguen en alto, y en las arrasadas Españas de 1937 solo hay descanso para los muertos. Por los azares de la guerra el ya no tan joven e ingenuo oficial se verá primero formando parte de la dotación del acorazado España, del bando nacional nacional, y después de la Jaime I, esta vez en el republicano. Amará y será amado, y no por la misma mujer; matará y querrán acabar con su vida? pero sobre todo encontrará, en ambos lados del frente, buena gente. Buena gente, en una mala guerra. Le acompañarán Zallero, el asesino con honor y orgullo en su misión. La Cruz, el coronel que piensa que cualquier medio es lícito con tal de conseguir la victoria. Boarisch, el comisario que cree en la bondad de la gente, pero lleva bien visible, por fuera de su uniforme, una pistola ametralladora. O Trosderuc, el miliciano capaz de traicionarse a sí mismo por defender un secreto, solo porque es el de un amigo, y esa última palabra aún significa algo. De alguna forma todos buena gente, en una mala guerra. Ficción que novela hechos reales, donde el hermano levanta la mano contra el hermano, olvidando que a la larga la paz estamos condenados a hacerla no con los amigos, sino con los enemigos.