«Para el novato que no tenga el don de comprender la vida y los hombres en su estado natural, las Salomón, sin duda, les parecerán terribles». Así hablaba London los primeros días de su travesía por el archipiélago de las islas Salomón.
Poco tiempo después, abatido por la fiebre y el clima, Jack London comenzaría a escribir Aventura a bordo del Snark.