La evolución del toro de lidia y su historia no debe, ni puede, explicarse sin contar con la influencia que sobre los ganaderos ejercieron los toreros que pudieron hacerlo en las distintas épocas de la Fiesta. El toro ya no existiría sin la lidia, ni el toreo sin el toro. La progresiva y cada vez más ajustada relación entre ambos contendientes es el meollo transformador de las características del animal, y lo que permitió el perfeccionamiento del toreo. Casi todos los tratados conocidos sobre el toro se han circunscrito al animal en sí mismo y a sus cambios, como si éstos se hubieran producido espontáneamente, sin apenas entrar en las precisas circunstancias que obligaron a modificar su comportamiento a medida que los toreros fueron demandando más y más docilidad de sus feroces e incontrolables acometidas, en busca de las embestidas que, a su vez, fueron permitiendo mejorar la expresión torera que los públicos, tras descubrir los puntuales y sucesivos hallazgos técnicos y artísticos de los lidiadores, exigían con ahínco. En AVATARES HISTÓRICOS DEL TORO DE LIDIA vemos cómo el toro pasa de ser simplemente un animal salvaje, a convertirse en un auténtico profesional del espectáculo. Las referencias sobre la evolución del toro de lidia han sido siempre de tipo tangencial y subordinado: se estaba narrando la historia de la Fiesta y se hacía una referencia al toro de un determinado momento histórico. En esta obra, donde todo gira alrededor del toro, la mecánica es la inversa, y a través ...