A lo largo de dichos análisis el lector podrá constatar cómo ambos filmes, en contra de la opinión de la crítica especializada y del propio cineasta, participan de un mismo e inequívoco universo que se extiende irrefrenablemente por toda su obra y que se caracteriza por la radical tachadura de la instancia paterna, la negociación de la diferencia y el eterno retorno.
Un universo, en definitiva, en el que cristaliza la pasión que ahí habita: la pasión del incesto.