"En la apertura de su genial Dios no es bueno Cristopher Hitchens cuenta
que a eso de los nueve años su fe comenzó a resquebrajarse cuando su
profesora de ciencias le dijo que Dios, en su infinita sabiduría, había
creado la vegetación de color verde para agradar a los ojos del ser
humano. El pequeño Hitch se horrorizó al intuir que su maestra, a quien
quería y admiraba, estaba cometiendo un grosero error mezclando
cuestiones que no tenían relación alguna. Así, dice, a temprana edad
despertó su escepticismo.
Cristóbal Bellolio, siguiendo los pasos de Hitchens, fue despertando de
la mitología católica que le inculcaron en su infancia y juventud y, ya
de adulto, luego de pasar por la fe, la duda y el agnosticismo, comenzó
a sentirse parte de la comunidad librepensadora que en Chile vive
sitiada #dice# entre los ríos amargos de la desconfianza y la
superstición.
Este libro tiene por objeto expreso contribuir con un granito de arena
al levantamiento de ese sitio. No necesaria