El libro que prologamos está relacionado con los iberos. En las investigaciones y trabajos dedicados a la reconstrucción de los procesos formativos de los pueblos y culturas de la España primitiva, los consagrados al estudio del pueblo ibérico han suscitado la curiosidad y despertado un gran interés. No siempre fue así. Cuando los eruditos de los siglos XVI, XVII y XVIII bucearon en los textos antiguos para buscar los precedentes humanos y culturales del origen de la civilización ibérica no sólo era muy poco lo que encontraron, sino que los datos literarios que tenían a disposición los examinaban sin un gran espíritu crítico y, sobre todo, sin ponerlos en relación con los monumentos y obras artísticas ibéricas que, de forma aislada, pero cada vez en mayor número, iban apareciendo. No eran obras que suscitaran un gran interés. Los vientos de la época soplaban a favor del arte griego y romano, tomados como medida de lo bello y de la verdadera dimensión estética.