Armadale tiene el inmenso mérito -cada vez más difícil de encontrar- de no aburrir en ningún momento." T. S. ELIOT "Sonrió con un gesto de terrible ironía al mirar por primera vez la puerta de la habitación. "Seré tu viuda... ¡dentro de media hora!"" Cuando el anciano Allan Armadale escribe su terrible confesión en el lecho de muerte, no puede ni imaginarse las repercusiones que tendrá esa carta cuando su hijo recién nacido la lea años después.