Los seres humanos, para hacer frente a las vicisitudes del vivir, necesitan con frecuencia recurrir a efugios. Término que, según el DRAE, describe las evasiones a las que hay que acudir a fin de sortear una dificultad. Algo que se hace en todas las historias que componen este libro, para enfrentarse a la realidad que en cada caso describen. En algunos de ellos porque los protagonistas pretenden así ignorar el verdadero problema que existe en su actual existencia o las obsesiones que les dominan, en otros porque no aciertan a explicarse porque son como son o pretenden salir de su insignificancia social y humana. En determinados relatos alguien intenta infructuosamente explicar de forma racional determinadas conductas, actitudes y comportamientos y como no lo consigue, recurre también a efugios. Lo mismo que precisó hacer el autor de este libro para sobrevivir a lo largo del año dos mil ocho. Y uno de esos efugios fue escribir la mayor parte de estas narraciones.