Nacido entre dos épocas, el decadentismo, incipiente vanguardia literaria, encontró en la desintegración de las formas clásicas la fuente de inspiración de su estilo. El decadentismo equiparó el texto literario con un tóxico, con un discurso cuyo vigor está en su capacidad de corromper. Esta antología intenta recuperar ese factor contaminante que caracterizó al decadentismo y se propagó por igual en el café, en el cabaret y en un sinnúmero de publicaciones tan efímeras como provocativas. Sus páginas albergan cuentos, nouvelles, crónicas y una diversidad de textos breves en prosa; regiones inexploradas de la ciudad y del pensamiento, alucinaciones, máscaras, trajes extravagantes, espiritistas, alienados, vindicadores y apóstoles de la violencia, llamados constantes al artificio y, sobre todo, ese desánimo corrosivo cuyas ruinas dispersas fueron una referencia insoslayable para buena parte de la literatura del siglo XX.