Su mensaje se dirige directamente a cada individuo.
Habla de la responsabilidad personal y de la importancia de conectar con un mundo más abierto, habla de unidad y totalidad, y nos lo presenta alejado de todo sectarismo u opción política de cualquier signo: como una afirmación de la vida de manera directa y definitiva.
Aquellos que buscan nuevas formas de entendimiento y esperanza en tiempos difíciles, aquí encontrarán una resonancia.
Lo que Krishnamurti dice puede decepcionar a aquellos lectores que quieran obtener respuestas concluyentes de una autoridad en la que, como resultado, puedan creer.
Para Krishnamurti, el deseo de conseguir esas respuestas no sólo atrofia el cerebro, sino que constituye una forma peligrosa de fomentar la tiranía política y religiosa en el mundo.
Y en nuestras relaciones íntimas eso puede conducir fácilmente a que una persona domine a otra.
Lo que Krishnamurti nos da no son teorías o explicaciones, sino declaraciones (que hay que contrastar con nuestra experiencia) o preguntas que sirven de punto de partida a nuestra propia indagación.
La vida es algo que necesitamos explorar por nosotros mismos; es más grande, dice, que cualquier maestro o enseñanza. Verla de otra forma es ser un "ser humano de segunda mano".
JIDDU KRISHNAMURTI (1895 - 1986)
Fue un maestro espiritual único y revolucionario que viajó e impartió conferencias por todo el mundo hasta su muerte, a los noventa años de edad.
No ofrecía una "filosofía", sino la posibilidad de que el ser humano quedara libre de todos los sistemas, de las cadenas de las ideologías y de las opiniones populares, de las religiones organizadas, de la tiranía de la mente y del cuerpo.