Argumento de Anocheceres en Sevilla, Madrid, Badajoz, Ibiza...
Encuadernación: Rústica
Discurría un septiembre que me resultaría imborrable. Eldía 11, viernes, había tomado posesión de mi plaza como profesor en el Instituto Español de Lisboa: fue preceptivo, en concreto, presentar el currículum vítae: me sirvió para recapitular. El miércoles 23, muy de mañana, mi hermano de leche había quedado tendido, inerte, en el patio interior de su piso madrileño. Al conocer su desplome, acudieron a mi mente el amigo y militante del PTE Miguel J, el universitario madrileño estudiante de derecho Enrique R, y el histórico dirigente del PCE Julián G (de ellos, el único que había sobrevivido para contarlo para contármelo fue Miguel J: de Enrique R achacaron su muerte precisamente a la caída, y a Julián G le curaronlo indispensable para poderlo fusilar). Aquellas dos fracturas septembrinas hicieron que se me presentara como ineludible el echar la vista atrás.1