En Anochecer en Lisboa hace Txema Arinas un alarde que al lector no le cabe otra que sentirse agradecido. Y eso por varias razones de carácter estético y de oportunidad, no siendo la menor el poder penetrar en un mundo de difícil comprensión para la mayoría de nosotros, como es el mundo de ETA y sus alrededores.
Arinas plantea de forma inteligente la cuestión del arrepentimiento y la reinserción en ese entorno. ¿Es eso posible? Se vale para ello de dos personajes, dos familiares de similar extracción social y circunstancias y repasa con ellos los caminos vitales elegidos por ambos.
Por desgracia, Anochecer en Lisboa , más allá de la disquisición política o filosófica, lo que deja patente es la fractura de la sociedad vasca, de oscuro futuro en tanto prevalezca en una parte importante de la misma la alentada mirada de la tribu excluyente.