En los meses siguientes, mientras se recuperaba en el hospital de sus terribles amputaciones (que le dejarían sin los dedos de las manos y los pies), Herzog dictó Annapurna primer ochomil, una de las obras cumbre de la literatura expedicionaria de montaña.
Gocemos de la fuente de inspiración más rica que podamos imaginar: las huellas de estos aventureros que nos dejaron una historia real de valor y camaradería. De exploración y pasión por la aventura.