Tal vez lo que más me ha sorprendido de este libro es que los dos te desvelan las claves de cómo preparar eso, un buen chiste, un monólogo o un sketch como si fuera el folleto de instrucciones de un teléfono móvil, un curso CCC de guitarra o, más sencillo, un recetario de cocina. Chistes de perogrullo, polísémicos o surrealistas, se ofrecen con tanta sencillez como recetas de platos de cuchara, carnes o pescados. Y el libro está para mojar pan, aunque esto sea políticamente incorrecto. Además Rody y Javier plantean problemas, soluciones, consejos, reglas de tres y ejercicios prácticos muy útiles para cualquier persona que quiera introducirse en el mundo de la risa verdadera y atreverse a crear humor».
(RAMÓN ARANGÜENA)
No existe en castellano ni en ningún otro idioma un libro como éste. Será por algo... estarás pensando. También te preguntarás quiénes son los impostores que te recomiendan su compra. En realidad, no nos gusta hablar de nosotros, así que iremos directo al grano y te daremos la única razón de peso por la que debes adquirir este manual: tenemos hambre. La segunda razón, aunque no tan importante, es que te ayudará a crear chistes, sketches y monólogos gracias a sencillos consejos y multitud de ejemplos de los mejores humoristas del mundo.
Porque aunque existen miles de libros de chistes en todo el mundo, ninguno te explica cómo ser el creador de esas historietas, ni tampoco las técnicas que pueden utilizarse para conseguir un remate gracioso que despierte la carcajada entre el público. Pero eso no es todo, este libro es mucho más que eso. Si te adentras en él, comprobarás que sus páginas tienen letras, incluso palabras, puede que hasta se hayan formado frases, pero no te asustes, ideas originales no hay ni una.
Anatomía del chiste: manual para crear chistes, sketches y monólogos es el libro perfecto para la persona, guionista, animal o cosa que está cansado de contar el chiste del perro Mistetas o de copiar los diálogos de internet. Pero si lo que quieres hacer es cocinar un exquisito plato de brochetas de pollo adobadas o decorar el dormitorio del niño, entonces no.
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