La escuela o centro educativo es el primer espacio público en que los jóvenes participan; es un sistema compuesto por múltiples elementos relacionados entre sí, tales como alumnos, profesores, administrativos, padres y apoderados, entre otros. Cada uno de estos miembros es clave para el funcionamiento de la institución y, en conjunto, todos ellos generan un «clima» o factor ambiental compuesto por una compleja red de relaciones. Este clima institucional supone cierto estado de equilibrio que puede ser alterado por múltiples factores. Y es en aquellos casos en que el clima ha sido alterado donde encontramos el espacio necesario para intervenir en su mejoramiento y retorno al equilibrio anhelado, con el objetivo de mejorar la calidad del centro educativo. El fenómeno del bullying, así como cualquier tipo de conflicto que altere ese clima, debe ser prevenido desde la escuela, más precisamente desde las aulas, ya que estas tienen una gran potencia transformadora, no solo por la cantidad de horas que permanecen los estudiantes allí, sino también porque el aprender a convivir es una de sus tantas tareas a lograr.