Alexandros Pavlidis siempre ponía fin a sus aventuras amorosas antes de empezar a aburrirse. No esperaba volver a ver a Rebecca Gibbs, su amante de Londres, pero ella apareció con una inquietante noticia: ¡Iba a tener gemelos de él! A Xandros le intrigó que Rebecca no tocara un penique de la considerable pensión que ingresaba en su cuenta. Y cuando nacieron los bebés, todo cambió. Eran herederos de un Pavlidis, así que puso rumbo a Londres para reclamar a sus hijos.