Dos días después de aterrizar en Alesund, encuentran a Eduardo muerto en la cama. Claramente, ha sido asesinado: está atado de pies y manos y con los genitales cercenados dentro de la boca. Por su parte, Sandra ha desaparecido.
Para Erika Vinter y Lars Ovesen, policías encargados de la investigación, hay dos hechos incuestionables: un, que quien quiera que haya matado a Eduardo ha emulado las técnicas de la mafia colombiana; dos, que la desaparición de Sandra no parece tener relación alguna con el asesinato...