La industria discográfica, el cine y el libro, vehículos capitales de nuestra creación y comunicación cultural, son diseccionados así en sus estructuras productivas fundamentales, tanto en el mundo analógico como en las nuevas redes digitales en donde se juega en buena medida el futuro de la cultura. Asimismo se analiza la cuestión de los derechos de autor, como problemática decisiva que atraviesa todas las actividades culturales. Unos derechos que si en la cultura clásica planteaban ya numerosas controversias entre los diversos agentes implicados, en Internet y las restantes redes digitales alteran completamente los equilibrios precarios entre creadores, productores y distribuidores de los productos culturales, confrontándose especialmente al derecho de acceso a la cultura de los ciudadanos.
Conciliar los legítimos intereses de creadores y usuarios, consolidar las industrias culturales ampliando el acceso de todos a la cultura, articular en fin democracia cultural con viabilidad económica es la apuesta de los autores. Y para ello plantean la necesidad imprescindible de unas nuevas políticas públicas culturales.