Alma revolucionaria. Había una vez una chica indómita que volvió a encontrarse con ella misma, y de pies a cabeza, intentando no perderla, se reinventó. Buscó en lo más profundo de sus entrañas y atisbó algo inesperado: su alma. Se adentró en ella y se dio cuenta de los salvavidas que la mantenían a flote: fortaleza amor revolución Y así emprendió su guerra, con el valor de darle nombre y apellidos, y las gracias, a cada uno de ellos. Esa chica era yo, pero abre la puerta y pasa, porque también podrías ser tú.