Argumento de Alicia en el País de las Maravillas
«Otro mundo es posible» es una frase que se lee y escucha con cierta frecuencia en los últimos tiempos. El mundo que nos rodea, tal y como funciona, no acaba de satisfacer nuestros deseos y aspiraciones y, como en el poema de Goytisolo, deseamos un mundo al revés en que haya un lobito bueno maltratado por todos los corderos, un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Pero poner las cosas patas arriba exige ejercer plenamente nuestra propia imaginación. En ese país de las maravillas podremos ir muy deprisa sin llegar a ningún lado o nos encontraremos con una Reina de Corazones que ejerce un poder tan despótico como arbitrario... Esas y otras muchas situaciones imposibles, narradas con incontables paradojas del lenguaje, son las que llenan las páginas en las que se cuentan las aventuras de Alicia en un maravilloso y sorprendente mundo subterráneo al que accede por azar.
Relato escrito en primer lugar para niños, atrae por igual la atención de personas de todas las edades, siempre que estén dispuestas a dejarse llevar por algo que está muy presente en la infancia: la capacidad de asombro, la curiosidad. Rasgos que, por cierto, son los que Aristóteles ponía como definitorios de la actitud filosófica. Nada hay de extraño en ello, pues Lewis Carroll (1832-1898), además de gran novelista y famoso fotógrafo, fue un reputado filósofo, dedicado de forma especial a la lógica, el razonamiento y la argumentación.0