Aunque el verdadero objetivo de estas disciplinas (Judo, Karate, Aikido, Jiu-Jitsu, Taekwondo, etc.) no es convertir al adepto en un especialista de la defensa personal, inevitablemente le inclinan a servirse de ellas, tal como las practica en el dojo, si se encuentra frente a un provocador.
Uno de los principios más nobles que encontramos en el Aikido de Ueshiba es el que nos invita a prepararnos para resolver cualquier tipo de conflicto sin recurrir a la violencia, e incluso si ésta es inevitable, ser capaces de impedir herir sin herir. Pero la realidad es que tal propósito no es fácil de alcanzar si seguimos entrenando como es habitual en la mayoría de los dojos, porque sin darnos cuenta alimentamos una contradicción permanente entre los principios éticos del Aikido y las formas de repeler a un eventual atacante, ya que las técnicas se basan en el modo de comportarse ante múltiples y diferentes ataques, y un observador ajeno y objetivo no podría reconocer en ellas el objetivo de impedir herir sin herir.
En este libro, conscientes de este hecho contradictorio, los autores ofrecen sus reflexiones al respecto y aportan nuevas formas de aplicar las técnicas de Aikido ante agresiones de moderada peligrosidad, buscando la coherencia entre la filosofía Aiki y las formas de ponerla en práctica, estableciendo a tal fin un método de progresión al que han dado el nombre de AIKI-CONTROL.
Sin duda serán muchos los practicantes de cualquier arte marcial, así como todas aquellas personas cuya profesión es el mantenimiento del orden en la calle y otros ámbitos, los que puedan sentirse interesados por esta nueva forma de saber protegerse sin causar daño al agresor o resolver un conflicto sin recurrir a la violencia.