En este recorrido por las transformaciones, Nicol reflexiona sobre ese amplio abanico que define la complejidad humana: el amor, la palabra, la poesía, el arte y de ahí a la filosofía, a la ontología, a la pregunta por el logos y la dicotomía entre el bien y el mal o la lamentación por la mecanización de la existencia.
El bueno se distingue; también el malo. Ser humano es ser distinto. Nadie puede perderse por cuenta ajena. ¿Quién le arrebató al hombre el privilegio de la originalidad en el bien y el mal? No habrá sido el diablo, porque también él prospera en la variedad. El hombre uniformado, el diablo uniformado, Proteo uniformado: todos están agonizando.
Las palabras del propio Eduardo Nicol ayudan a esclarecer la naturaleza de este texto tan rico y diverso: De todos [los ensayos], si son buenos, puede decirse que comienzan y acaban en cada página. Los temas son varios y permiten, casi obligan, a una lectura guiada sólo por el azar de la ocasión. El ensayo es filosofía da camera. Un libro que agrupe varios ensayos dispersos, o que trate de un solo tema en estilo ensayístico, es como esas obras musicales que se llaman suites en las que verdaderamente no hay continuidad [.] y a las que presta unidad solamente el estilo del autor.