"After Dark": Murakami vuelve con su estilo consico, su sutil sentido del humor, y su maestría para dar cuenta del escurridizo espíritu de nuestro tiempo.
Mari ha perdido el último tren de vuelta a casa y piensa pasar la noche leyendo en el restaurante mientras su hermana Eri duerme. De pronto, Karou, encargada de un <>, solicita su ayuda. Mari habla chino y una prostituta de esa nacionalidaa ha sido brutalmente agredida por un cliente. En la habitación donde Eri sigue sumida en una dilce incosciencia, el televisor cobra vida y poco a poco empieza a distinguirse en la pantalla una imagen turbadora: una amplia sala amueblada con una única silla en la que está sentado un hombre vestido de negro. Lo más inquietante es que el televisor no está enchufado... Murakami da una nueva vuelta de tuerca en su ya bien conocido universo ; desde una distancia variable, como una cámara versátil, su mirada recorre escenarios habitados por personajes solitarios , reproduce encuentros accidentales que más parecen desencuentros, y capta una amenazadora pero difusa sensación de peligro que todo lo impregna, como la omnipresente música de fondo.