La imagen de un niño rubio con bucles en pantalón corto, a la usanza del principio del siglo XX, castigado en la oscuridad con su mano izquierda atada le arrebató el sueño a la mujer en reposo. Pesadilla, algo recurrente que la acercaba a su padre en lejanía de continente.?¿Cómo decirle a los seres ya en otra dimensión que todavía se les ama con la nostalgia de la partida y el dolor del silencio por no poderlos abrazar ni ver? ?meditó en duerme vela la hija que estiraba su cuerpo a la par de los recuerdos.