Álvaro repite una y otra vez el casete de Radiohead, mientras Francisca espera a Pablo, el hijo de ambos; ellos tienen sólo diecisiete años. Están parados, en puntos suspensivos, sienten que la juventud se les ha truncado. Pablo crece y se aisla, vive con Francisca, y en su dinámica se va articulando la figura de Álvaro, el padre que aparece y desaparece como si fuera el constante cameo de un famoso en vez del personaje principal que es.