En esta investigación se pueden leer testimonios apasionantes que nos deberían llevar a la reflexión. La sociedad está dejando de lado a estos adolescentes en una situación de riesgo que no todos pueden sobrellevar. Por ello, este estudio es un decidido llamamiento de estos chicos y chicas a las autoridades educativas, a los responsables de juventud y, ¿cómo no?, a las familias, para que entre todos hagamos de nuestra sociedad un espacio acogedor donde la diversidad sexual se perciba como una riqueza y no como una amenaza.
No obstante, a pesar del dramatismo de algunas de las historias que aparecen aquí recogidas, es gratificante ver cómo estos jóvenes cada vez tienen antes las ideas más claras, cómo se sienten orgullosos de ser como son y están dispuestos a defenderlo. Perciben un futuro en el que podrán desarrollarse como personas completas, con posibilidad de formar familias, tener hijos, etc. Aunque ese futuro todavía esté algo lejano para muchos de ellos. Para facilitarles el camino a ese futuro -y, esperemos, a un presente- pleno y en igualdad de condiciones, es preciso ponerse a trabajar desde ya mismo. Y el primer paso es, sin duda, escucharlos a ellos. Esta investigación les da la palabra para que, por fin, puedan ser los protagonistas de sus propias vidas .