Argumento de Actores y Actuación, Vol. I (429 A.c.-1858)
«Lo que el lector tiene en sus manos es un material documental del que tal vez no pueda decirse que ha sido largamente deseado por los profesionales y estudiantes de teatro, pero sí cabe afirmar que llena un importante vacío. Son muchas las historias del teatro, los libros de teoría y práctica de la interpretación así como los manuales de dirección escénica que pueden encontrarse en librerías especializadas y bibliotecas; casi todos ellos tratan de forma más o menos tangencial el trabajo del actor. Pero lo que hasta ahora no ha ocupado ningún hueco en ninguna estantería ha sido una colección de testimonios y reflexiones centrada exclusivamente sobre el arte del actor, contada por los propios intérpretes y abarcando un período de tiempo que desde la Grecia antigua llega hasta la actualidad.
Y resulta llamativo que así haya sido si tenemos en cuenta que, de cuantos intervienen en la génesis de un espectáculo, posiblemente sea el actor el único del que no podemos prescindir. En efecto, es posible ver espectáculos teatrales sin escenografía, sin dirección escénica, e incluso sin texto, pero lo que no puede verse en ningún sitio, y creo que ni siquiera se concibe imaginariamente es una obra de teatro sin actores. [.]
La selección ha sido amplia, laboriosa y, como rápidamente comprobará el lector, apoyada en criterios muy amplios. Seguramente lo primero que saltará a la vista del lector será una gran pluralidad en cuanto a opiniones y formas de exponerlas: en este libro ha tenido cabida todo, incluso la voz de aquellos que piensan, como el padre Fomperosa, que la propia existencia de actores es nociva para el hombre y que lo mejor que se puede hacer con la profesión teatral es suprimirla. [.]
Algunos de los fragmentos seleccionados son textos pedagógicos que incluyen ejercicios de entrenamiento claramente descritos [.], otros son descripciones de compañías teatrales y formas de entrenamiento y ensayos, [.] hay también intentos de clasificación de actitudes, movimientos o sentimientos, con la clara idea de sistematizar y elaborar una especie de código o normativa [.]
Aquí han dejado impreso su testimonio no sólo actores, sino personalidades que, sin haber encarnado jamás un personaje, fijaron su atención en la interpretación teatral con la suficiente intensidad como para que un fragmento de su obra mereciese verse aquí reflejado.»0