El primer capítulo presenta una panorámica sociocultural, cambiante y compleja, en que se desenvuelven los adolescentes. Para afrontar los retos de los nuevos tiempos, la propuesta es sencilla de enunciar, aunque quizá más difícil de llevar a la práctica: pasar de una escuela en la que se hace pastoral pastoral en la escuela a una escuela en pastoral.
Adiestrar a los adolescentes en el arte de la interioridad, la espiritualidad, el discernimiento y la personalización debería constituir el pilar central de la tarea pastoral en la escuela. A profundizar en estos fundamentos está dedicado el segundo capítulo.
El tercer capítulo trata de definir el acompañamiento pastoral desde las nociones de proceso, guía, cuidado, encuentro, compañía y camino, para pasar a continuación, en el capítulo cuarto, a ofrecer pistas sobre tipos de pastoral y acompañamiento que precisan hoy los adolescentes.
Caracterizar al acompañante pastoral y proponer distintos modelos de acompañamiento es de lo que se encarga el capítulo quinto. Finalmente, en el sexto y último capítulo se hace una magnifica descripción de lo que significa una escuela en pastoral, aquella en la cual todas las personas y elementos que la componen se constituyen en eficaz herramienta pastoral para el crecimiento personal y espiritual de los adolescentes.