Mientras la mayoría de los teóricos militares del periodo de entreguerras permanecían anclados en los principios de la defensa estática, cuya plasmación más destacada sería la tan costosa como inútil Línea Maginot, Guderian planteaba una apuesta decidida por la movilidad. Según él, los blindados lanzados a toda velocidad, con el apoyo de la aviación, podían conseguir la rotura del frente y desarbolar al enemigo; había nacido la Blitzkrieg, la guerra relámpago.