Dos son sus núcleos principales. Por una parte, el problema del Jesús histórico y de su mensaje, la necesidad de conectar directamente con la persona misma del profeta de Nazaret, con su acción, con su «mismísima palabra», con la conciencia que tenía de sí. Por otra parte, el empeño por determinar cuál es el mensaje central del Nuevo Testamento, el núcleo que genera, condensa e ilumina toda la predicación de Jesús.