Un hombre, Jesús, presencia el suicidio de Krzysztof Sobolewski y decide suplantar la vida que éste ha decidido arrojar a la desembocadura del río Tees, en el mar del Norte. El impostor es un español en el límite de su capacidad de resistencia, un representante de una clase media en vías de extinción. Estamos en Inglaterra en un futuro próximo, reconocible. Los nuevos desheredados se organizan en las afueras de Londres para administrar su pobreza. Nuestro hombre ha perdido su plaza de profesor en la universidad y se ha visto obligado a aceptar un trabajo venenoso en las cuadrillas que se dedican a limpiar centrales nucleares, y no duda en aprovechar la oportunidad que le brinda el azar.
El navegador del coche que Sobolewski ha abandonado lo guía hasta un hotel donde el suicida tenía su primera cita con una mujer, Dorothea Mitford, que no parece notar la suplantación. Comienzan una relación intelectual y sexual, sin transiciones, de lo uno a lo otro.
Cromwell, Heisenberg, Locke, Rousseau? les acompañan en sus interminables diálogos por la ribera del Támesis.
Después de dos semanas de complicidad, sexo o quizás una intensidad que podría llamarse amor, él se despierta con una pistola apuntando a su frente y comienza a pensar que su juego ha ido demasiado lejos.