Enamorarse le da siempre a la persona la frescura de una primera vez casi cósmica.
Un hombre maduro descubre que su existencia es rutinaria, previsible, carente de sorpresas e incluso de emociones, cuando siempre creyó que su vida estaba muy hecha y era plenamente satisfactoria, colmada de prestigio profesional, seguridad económica, amantes, amigos... eso que algunos llaman buen vivir y otros hastío. Pero pronto la vida misma se encargará de llevarlo por sendas desconocidas: las aptitudes físicas y mentales de que ha hecho gala empiezan a mermar de forma preocupante.
¿Cómo enfrentar esos cambios? ¿Al final de la vida puede existir algo más, digno de conocer? ¿Será grato, interesante, simplemente tolerable? ¿Qué lugar ocuparán ahora el trabajo, los recuerdos, los seres queridos? En esta novela, Aline Pettersson explora la intensidad de los afectos y la inevitables huellas que los años van dejando en nosotros.