Algunos pueden pensar que sobre el Desembarco de Normandía ya está todo dicho y escrito. Políticos, militares e historiadores han vertido ríos de tinta acerca de aquel fatídico 6 de junio de 1944. Sin embargo, en este caso, tenemos el privilegio de estar sentados en primera fila, y de asistir a través de los ojos de un adolescente, que día tras día recogía en su pequeña agenda su terrible vivencia, al horror que se vivió en Normandía.