¿Sabía usted que a John Walker le ardía la cabeza de tanto pensar y que por eso inventó una cerilla a la que también le ardía la cabeza? ¿Sabía usted que allá por 1852 un tal Simpson (no el de la tele) empezó a utilizar el cloroformo para dormir al personal sin necesidad de ver la tele? ¿Sabía usted que Benjamín Franklin era científico, moralista, impresor, editor, urbanista y político, pero que paradójicamente se hizo famoso por inventar tontamente el pararrayos jugando con una cometa? ¿Sabía usted que de cada 100 inventores, 50 son la mitad?
¡Bueno, pues ya lo sabe!, y si quiere aumentar sus conocimientos sobre el tema, no lo dude, hágase con este libro.