Eras el motivo de alegría cuando me despertaba cada mañana. La primera sonrisa. Eras ese tipo de persona que te hace reír aun cuando lo que quieres es matarle. Ese tipo de persona que merece la alegría. Eras. Pero todo cambió un día sin venir a cuento. Y yo me quedé perdida entre todas esas palabras que te escribí durante los últimos años. Perdida entre el no saber y el no querer saber. Qué mejor forma de empezar, que por el principio de un final nunca pronunciado.