Argumento de 10 Horizontes para Una Tierra de Versos
Vivimos en un mundo de estímulos, de entretenimiento audiovisual constante. La mente humana amenaza con convertirse en un depósito casi
inabarcable de información, pero de información con fecha de caducidad. Recibimos, guardamos y olvidamos después. Por este motivo he decidido elegir la cita que encabeza el prólogo que lees, para reivindicar el derecho propio a asimilar lo que nos ocurre, lo que leemos, lo que vemos y lo que escuchamos; para que logremos crear en nuestro imaginario experiencias de hoja perenne.
El libro que sostienes es un vehículo perfecto para el propósito que os propongo. Su título es toda una declaración de intenciones: 10 horizontes
para una tierra de versos. Tienes ante ti la posibilidad de viajar a diez destinos de la mano de un bolígrafo que ha vivido y escrito desde muchos
horizontes diferentes. Avelina le escribe a los recuerdos, a los suyos, a los tuyos y a los míos; desde una perspectiva que se extiende ante el mundo más allá de su propia cosmovisión, nuestra autora nos habla de sedimentos: la maternidad, el egoísmo de los hombres para con su hogar y la nostalgia de estar lejos de él, el olvido ecologista y el drama refugiado, el consuelo de la música, el arte y la palabra escrita, el poder de un símbolo, la capacidad para creer de un ateo, la sencillez eterna de un haiku. Todo ello tiene cabida en este poemario.
El tiempo transcurre y los recuerdos se borran, otros permanecen intactos y pueden convertirse en un arma de doble filo. Nadie puede vivir
anclado a un pasado que se fue hace tiempo; puede que esta lección sea el inmejorable regalo que Avelina nos ofrece en sus versos. La oportunidad de bucear en lo más recóndito, único y a la vez cognoscible por todos. Una pausa y a por el siguiente horizonte.
Elías López de la Nieta0